Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne. Combinaban bien con el cordero. También con las albóndigas. Y no le haría ascos a un buen guiso con magro de cerdo. Todo menos pollo. Las setas no combinan bien con el pollo, se repelen. Hoy en día, los analfabetos culinarios cocinan las setas con pollo, y se lo comen, sin que semejante revoltijo les retuerza las tripas. Claro que no son setas. Son esos engendros transgénicos cultivados que venden ahora y que no saben a nada, por eso combinan con el pollo, también pobre e insulso, nada con nada. Se pone malo sólo con recodar aquella mesonera flaca y sin asear que pretendió servirle semejante atentado a la buena cocina…